PRISIONERAS (II)


Dante Gabriel Rossetti
La viuda romana (1874)
Museo de Arte de Ponce, Puerto Rico
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A diferencia de lo que ocurría en la sociedad griega, a través del matrimonio la mujer romana llegaba a gozar de cierta independencia y libertad, a recibir el honor matrimonii (reconocimiento de su posición social) y a formar parte de la comunidad, aunque no participaba directamente en los asuntos públicos. A partir de la época clásica puede afirmarse que el matrimonio que el matrimonio constituía una relación de dos fundamentada en un proyecto común y en una affectio maritalis. Claro está que la primera finalidad de dicha unión no era sino la procreación legítima de hijos, esto es, de ciudadanos. Se contemplaba el divorcio y la disolución del acuerdo conyugal (en caso de cautividad de uno de los cónyuges, violencia hacia la mujer, infertilidad, deportación, esclavitud o cualquier tipo de impedimento social). En cambio, la viudez no estab exenta de ambigüedad, pues muchos consideraban que la viuda perfecta era aquella que se suicidaba tras la muerte del marido. También una viuda podía merecer el respeto si deseaba permanecer con vida, siempre y cuando no volviera a desposarse.
El lienzo de Rossetti, originalmente denominado Dis Manibus, al igual que las inscripciones que se dedicaban a los manes protectores, aúna la Roma más clásica con la Inglaterra victoriana para ofrecernos un retrato universal del dolor por la pérdida. Nos muestra a una bellísima viuda -para esta ocasión, posó Alexa Wilding- sentada junto al columbarium, el mausoleo que contiene los restos de su fallecido esposo y en el que puede leerse la siguiente estela funeraria: "A los dioses del Averno. Papiria Gemina ha hecho esto para su amado esposo Lucio Alio Aquino. Ave, señor, gracias." Con ambas manos, la viuda parece tañer sendas liras, quizá una elegía o un panegírico en honor a su esposo. Los dedos encrespados, retorcidos, al igual que la cabeza y el cuello en forzosa postura, no dejan de insinuar el profundo y sentido dolor de la joven viuda. Es evidente que Rossetti quiso dejar constancia simbólica de la prisión del dolor. Las guirnaldas de rosas hacen alusión a las Rosalia, festividad romana del mes de mayo en que se realizaban ofrendas con estas flores en las tumbas de los difuntos.